ELISA LAM

 

31 de enero de 2013. Cerca de la medianoche. Lam Ho Yi, más conocida con su nombre occidental, Elisa Lam, entra en el ascensor del Cecil Hotel de Los Ángeles y pulsa todos los botones. Sin embargo, el ascensor no parece funcionar. Elisa sale del ascensor y vuelve a entrar varias veces. Gesticula de forma muy extraña, parece que discute con alguien en el exterior. Vuelve a entrar y parece esconderse. Vuelve a salir. La puerta del ascensor se abre y se cierra dos veces sin que nadie entre o salga. Nunca más se volvió a ver a Elisa con vida.
Aquella era la última noche que tenía previsto pasar en Los Ángeles. Unas horas antes había comprado unos libros y discos sin que nada pareciera fuera de lugar. La dependienta la calificó de “extrovertida, amable y alegre”. Le preocupaba si los libros que iba a comprar pesarían demasiado para llevarlos de viaje.

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